lunes, 26 de octubre de 2009

Reducción en las tasas de interés

Interrogantes: ¿cuáles han sido los factores que explican semejante reducción?, ¿será sostenible en el tiempo, pues estamos de lleno en el período electoral?

Que la sensatez impere sobre otros criterios y se consolide la reducción en la inflación y, consecuentemente, en las tasas de interés

Cayó la tasa básica pasiva que calcula el Banco Central. Se redujo de un 12% hace pocas semanas, a 9,25% actualmente. Sin duda, es un gran alivio para los deudores costarricenses y un estímulo a la producción nacional en este período crítico en que la reactivación apenas empieza a brotar. Y no se descarta que pueda reducirse un poco más en el futuro, siempre y cuando se mantengan las condiciones que luego se dirán.

La tasa básica pasiva es el promedio de los depósitos a plazos entre 5 y 7 meses del Sistema Bancario Nacional, y sirve de parámetro contractual para calcular las tasas activas (préstamos) de las respectivas operaciones bancarias. Si baja, también bajan los montos mensuales que deben pagar los deudores por sus créditos, cuya morosidad ha aumentado. Además, la reducción estimula la contratación de nuevos créditos por parte de las empresas y el sector productivo, lo cual es necesario para apalancar la inversión. De ahí que algunos se pregunten cuáles han sido los factores que explican semejante reducción y si será sostenible en el tiempo, pues estamos de lleno en el período electoral.

La respuesta a la primera interrogante se halla en la evolución favorable de los cambios estructurales que hemos podido notar; la segunda depende más de factores coyunturales y las propias políticas de las autoridades monetarias, y se relaciona muy directamente con los factores que inciden en el equilibrio macroeconómico del país. Por demás está decir que el análisis se centra en las tasas nominales de interés, que pueden ser influidas por las políticas monetarias del Banco Central, pues las tasas reales las determinan, conjuntamente, las fuerzas de la oferta y demanda de recursos.

Los factores estructurales que más han incidido en la reducción de las tasas nominales de interés, son la liberalización del mercado cambiario y la reducción en las pérdidas de operación del Instituto Emisor, que anteriormente representaban un 1,5% del PIB. Según las últimas informaciones dadas a conocer por el presidente ejecutivo del Banco Central, Francisco de Paula Gutiérrez, los pasivos con costo se han reducido y, a la vez, los activos rentables (reservas internacionales netas) han aumentado, por lo que el balance de la institución ya no se encuentra en rojo, como antes. Y aunque las tasas de interés prevalecientes en el mercado nacional han bajado por la respuesta de la FED a la crisis y aumentó levemente el déficit de operación, el señoreaje será capaz de absorber las pérdidas con poco esfuerzo adicional. El mensaje es que la inflación por este motivo ya no será una fuente de preocupación.

El otro factor de corte estructural es la mayor liberalización del mercado cambiario. Y aunque no ha mediado ninguna resolución formal del Banco Central, las cotizaciones diarias se han metido, de hecho, dentro de las bandas, y en las últimas 10 semanas no ha habido ninguna intervención oficial en el mercado cambiario. Eso significa que las alteraciones en la emisión (liquidez) se han reducido y, por lo tanto, el Banco está ahora en mayor capacidad de programar más adecuadamente la cantidad de dinero que debe prevalecer en la economía, habida cuenta de la coyuntura especial por la que estamos atravesando. Para salir de la recesión no es conveniente observar una política monetaria muy restrictiva, con tasas de interés nominales y reales muy elevadas, pues se desestimulan la inversión y el gasto. Pero tampoco debe bajarse la guardia. La programación monetaria debe ser prudente. Y esto nos lleva directamente a los factores coyunturales indispensables de controlar para asegurar la sostenibilidad de la reducción de las tasas de interés.

Si el Banco Central no está en la obligación de emitir, como antes, para sufragar sus pérdidas de operación, ni tampoco interviene cotidianamente en el mercado de divisas para alterar su programación monetaria, la única fuente importante de emisión vendría por sus propias decisiones de política monetaria. Si la Junta Directiva consiente una política monetaria expansiva, y aumenta la liquidez, temporalmente podrían bajar las tasas nominales de interés, pero luego tendrían que volver a subir, conforme aumente la inflación. Y ese es el gran reto, sobre todo en este período electoral. Esperamos, sin embargo, que la sensatez impere sobre otros criterios y se consolide la reducción en la inflación y, consecuentemente, en las tasas de interés.

Editorial del periódico La Nación http://www.nacion.com/ln_ee/2009/octubre/26/opinion2135548.html

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