La tragedia de los comunes
En su seminal articulo de 1968, titulado The Tagedy of the Commons, Garret Hardin haría universal el principio de que en ciertas circunstancias las acciones racionales individuales pueden conducir a una explotación insostenible de los recursos colectivos o comunes. El ejemplo que Hardin utiliza es el uso del pastizal común que es sobreexplotado por los pastores, quienes en función de incrementar sus beneficios particulares introducen más animales de los que el pastizal está en capacidad de soportar.
El derrame del pozo de petróleo en el golfo de México es un ejemplo vivo del principio detrás de la tragedia de los comunes; solo que en esta oportunidad, en vez del pastizal el escenario, es el mar y las unidades de producción los pozos de petróleo.
De acuerdo con estimaciones oficiales el pozo averiado ha estado vertiendo al mar un promedio de 45.000 barriles diarios, durante cerca de tres meses. Los costos en limpieza y compensación se estiman en más de US$3.000 millones y, aunque la transnacional responsable de la tragedia, British Petroleum, haya destinado un fondo de US$20.000 millones para hacer frente al desastre, lo cierto es que ningún dinero repondrá los daños ambientales y morales ocasionados, los que en su mayoría no son internalizados ni contemplados dentro de los costos económicos.
Esto sin contemplar los efectos negativos sobre las economías locales que dependen de la pesca y de las actividades turísticas, las cuales enfrentan pérdidas cuantiosas tanto en términos de sus recursos naturales como en cuanto a sus ingresos monetarios.
Esta crisis ambiental, como la crisis financiera reciente, nos muestra cómo la ausencia de marcos regulatorios eficientes de las actividades económicas de los grandes consorcios y empresas transnacionales pueden llevar a catástrofes como la del golfo de México.
En economía ambiental se habla del principio de precaución (precautionary principle) como elemento orientador del actuar de los Gobiernos e instituciones, nacionales e internacionales, para regular actividades que por su naturaleza implican un riesgo latente de daño ambiental y moral de los recursos comunes o colectivos.
En la “sociedad en riesgo”, de la que nos habla Ulrich Beck, ya no hay desastre ambiental local que no tenga implicaciones globales y viceversa; el derrame de petróleo en el golfo de México nos recuerda que “todo está conectado con todo lo demás” y que toda la comunidad mundial pierde con esta tragedia.
Quizá la lección más importante que podemos aprender de todo este caso es que no hay una solución técnica eficiente para resolver una catástrofe ambiental como la que se ha producido. Que para prevenir situaciones como esta en el futuro se requiere un cambio en los valores humanos y éticos que pongan el bienestar colectivo por encima de los intereses particulares.
Tomado de: http://www.nacion.com/2010-07-28/Opinion/Foro/Opinion2463435.aspx
